Es de los que ya no quedan. Profesor por pura vocación, idealista y utópico, alegre y reflexivo, canoso y joven. O senhor Borges nos alegra las clases en la Nova, a los erasmus nos tiene un cariño especial y cree firmemente en la unión ibérica. Comienza todas las clases con la frase "Os meus amigos" con la que se refiere a sus alumnos y termina siempre dando las gracias por la atención prestada, que a veces no es tanta como él desearía.
Aparte de todo esto, el profesor Borges participó en la revolución de los claveles. De vez en cuando nos habla de aquel 25 de Abril, se le iluminan los ojos y se arranca a cantar himnos revolucionarios o a recordarnos la importancia de las libertades en este mundo desigual. Cuando abandonó el ejército se hizo policía (como a él le gusta decir: estaba investido de autoridad, pero no era autoridad) carrera que abandonó por la docencia de teoría política en la Universidad.
Admira a los filósofos de los que habla, a todos: Hannah Arendt, Norberto Bobbio, los antiguos griegos...Y nos transmite ese sentimiento, ese sacar del libro la realidad y presentárnosla en las narices, porque su asignatura no es como las demás, habla de la misma vida.
O senhor Borges ha dado hoy la última clase del cuatrimestre en mi aula, con un tema que le apasiona: los derechos humanos. Cuando me disponía a salir por la puerta se ha acercado y se ha despedido personalmente. Le echaré de menos.